23.2.10

Crónicas de tiempos

Mientras llovía la risa nos acompañaba en la caminata. Corrientes se ve más bella cuando se convierte en río, y aunque costase ver por las gotas en las pestañas y hubiese que caminar contra la corriente que la inundación había causado en Corrientes, los veía y sonreía. No sé que habrán pensado ellos, para mí esa tarde su compañía era suficiente y éso no suele pasar. Tenía tantas ganas de abandonar esa idiotez de intentar escapar de la lluvia que ya llevábamos encima y parar en alguna esquina, con el agua corriendo hasta nuestros tobillos, abrazarlos, besarlos, que se confundan nuestros brazos y nuestras lenguas.

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Su palabra agitará mi viento