A veces volver a lo viejo es la manera perfecta de contruir el futuro.
Esta tarde me abracé con brazos y piernas a aquello que le perteneció a lo previo, y tiré a un lado lo que era el gran símbolo de mi presente. Veo lo que viene con los ojos nublados de la pena, pero camino decidida a ello ahora que descubrí que el pasado está dispuesto a acompañarme en el camino.
Es algo así como "el eterno retorno" de Nietzsche.
ResponderEliminarNo es tan feo si sabemos que en un futuro las cosas ya no van a ser como antes. Que, aunque sea, una mínima cosa nos modificó desde un momento y para siempre.
Las penas no se superan, sólamente uno se acostumbra a vivir con ellas. Podés hacerlo.
Y sí, es cierto. El mundo es un pañuelo, y es buenisimo saber que en ese pañuelo, aparte de mocos, hay cosas realmente geniales. Como vos.
Gracias por los minutos compartidos (:
Por cierto, ayer me compré una flor celeste.
Nos seguimos leyendo, como siempre.