7.2.10
Crónicas de tiempos: 07.01.10 Mijn lieve drug
Tú, cómo nadie, has despertado tiempo atrás ciertas ansias de reír que tenía adormiladas. Me has hecho decir una y mil palabras increíbles, desvelarme en el ensueño de creer que podrías finalmente ser mía. Y en cierto punto, al entregarme entera a tu persona, al volverme casi por completo tuya, me quedó para mí un pequeño fragmento de tu ser que enmarqué y reposa esplendorosamente sobre el respaldo de mi lecho.
Oh, amada droga, si tan sólo supieras la alegría enfermiza que me provoca saber que mi adicción, aún después de idas y vueltas sigue intecta (y quizá más fuerte que nunca)... porque ese puñal de diamantes estaba clavado tan profundo como yo diagnostiqué, y quizá mucho más de lo que ninguna de las dos pueda imaginar.
Hoy, después de varios tiempos, me puedo liberar y decir que soy feliz de amarte sin importar qué es lo que esté ocurriendo en tu corazón. Incondicionalmente a tus pies, sin especular ni sufrir más por correspondencias. Mi corazón está hecho para vos, y te lo entrego sin esperar tu amor a cambio.
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Esto es muy muy muy sincero.
ResponderEliminarSi me lo dijeran a mi, te juro que me sentiría bastante incomodo.
Me gustó.