21.1.10

Crónicas de tiempos pasados.

Agrietados tus cimientos y sin ningún nuevo lugar al que ir, destruiste tu mirada y te acompasaste a un nuevo andar disolviendo tus propias lealtadas. Un día, y sin pensar, comenzaste a acelerar para no volver atrás. Embrujaste tus tierras, te estrujaste valiente contra la luz superflua. Eminoraste la marcha hasta frenar limpiamente y te recostaste sobre las piedras negras. El frío te carcomió la médula... miraste el sol, sentiste como su calor deformaba tu piel y al final te sentiste a gusto con tu sensación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su palabra agitará mi viento