21.1.10

Crónicas de tiempos pasados



Quiero tu serendidad
ensuciarme con el cuero de tu pureza existencial.
Tu beso tibio y anatómico...
el tiempo te crucificó.


Se asoma la impertinencia en su mirada y se asombra la negligencia conspirada. Los cimientos de lo preciso se funden y se rinden. Es tiempo, tal vez, de un nuevo régimen. Soplando las verdades más etéreas buscan una nueva razón, ahora que su dictamen se acabó. Y se desespera ahora que sus motivos ya no motivan. Pierde la inocencia y nada vuelve. Se llena las manos de sangre y niega el crimen, se culpabiliza, tropieza en su mentira y busca la redención por sus propias manos. Pero no hay redención sin castigo. Se van hacia otra tierra dándose totalmente por vencidos a ocupar otra vez su cargo en la cima del pedestal.
Algún agosto de años atrás

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Su palabra agitará mi viento