I know, we're broken

Me sorprendió el atardecer en la terraza con mi guitarra y block de hojas escritas, tachadas y arrugadas. El cielo se puso de colores a los que no les presté atención. Después todo se oscureció, y de entre ramas secas me dijo "hola" la luna. La misma luna de siempre. Y lloró un ratito conmigo. Sólo lo suficiente para demostrarme que me comprendía, que no estaba sola. Y después soltó una carcajada hermosa y sinsentido, y para devolverle el favor, para que supiera que la entendía y que no estaba sola, reí con ella. Sólo un ratito. La luna esta noche me cantó una canción de cuna, para que descansara acurrucada en su luz. Me iluminaba para que no tuviera miedo, para mostrarme que no había montruos, no esta noche. Y de repene reaccioné. Seguía habiendo luz, y - aunque no los hubiese registrado - el atardecer había estado repleto de colores mágicos y hermosos. Las lágrimas que se hacían barro en el piso me demostraban que todavía tenía la capacidad de sentir, que no estaba vacía. No se fueron ni la luz, ni los colores, ni las sensaciones, aunque te hayas ido. Creo que la luna me mostró esta noche que sigue habiendo amor empalagando cada rincón, cada pastizal, cada árbol, cada mesa, cada nube y cada techo. Que te fuiste, pero que antes me dejaste abastecimiento por un tiempo, hasta que aprenda a vivir de mi propio amor. La luna esta noche me mostró que si aprendo cómo, puedo alimentarme, al menos temporalmente. Puedo seguir viendo los colores, dejándome iluminar por las luces y sintiendo. Que si aprendo como, puedo mirar hacia atrás sin destrozarme, por que el presente está plagado de ayer entonces por qué no mirarlo a la cara y decirle "gracias", y quién sabe algún día suplicarle "volvé".