Como un combate cuerpo a cuerpo con la mismísima destreza de una carne
infecta que se nos encima. Podrías tirar la toalla pero el veneno se te
ha instalado en el pecho y necesitás gritar y rasguñar. Muerte sería el
comienzo del precipicio del que siempre hablás pero que jamás viste ni
de lejos. Muerte sería desbocarse a la tarea de abarcarlo. No lo viste
ni vas a verlo ni muerta porque la muerte es uno vendado y
escabulléndose sin saber de dónde. Podría volarte los sesos pero no me
apetece.
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Su palabra agitará mi viento