20.4.10

Crónicas de tiempos: 20.04.10

¡Ay, ay, ay! Fue una música que llenara el alma. Fue la calma acompasada de nuestros corazónes.
¡Ay, ay, ay! Nuestros corazones infortunados y despedazados, desunidos por la mano de Dios.
¡Ay, ay, ay! El mismo dios que tiempo atrás tan fuerte nos había emppujado hasta armar un nos.
¡Ay, ay, ay! Una melodía discorde, aunque hermosa, muestra del cielo gris de cada cual.
¡Ay, ay, ay! Tan suave y tan fuerte, tan único, hermosa su canción, nuestra sonata en la menor.

¡Ay, ay, ay! Y así con tormento nos persiguen los perros que viajan con el viento y nos matan.
¡Ay, ay, ay! Tan rotos ya que era ironía y ahora despedazan los pedazos que ya no son pedazos.
¡Ay, ay, ay! Y se irán perdiendo luego, con la música que llenara el alma acompasada a los corazones
¡Ay, ay, ay! Así de quedos nuestros ojos vacilantes, humillados se desesperan, se desperezan.
¡Ay, ay, ay! Y ahora las pupilas que se mezclan se están homogenizando, canal abierto.
¡Ay, ay, ay! Tu parecer y los míos, y los pareceres del mundo entero se acarician en este mirar.
¡Ay, ay, ay! Y en la desgracia fue abrazo que llenara el alma, fue la calma que se infundieron uno al otro nuestros corazones

1 comentario:

  1. me acuerdo cuando sabia de qien hablabas en cada texto.

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Su palabra agitará mi viento